Heredar deudas familiares. La buena fe en los deudores supone la posibilidad de poder beneficiarse de la exoneración del pasivo insatisfecho y utilizando, por tanto, la ley de segunda oportunidad. No obstante, y para ello, es imprescindible concluir y justificar cuándo concurre la buena fe.
Pues bien, una resolución del Juzgado de lo Mercantil de Lleida ha exonerado a una familia la cantidad de aproximadamente 280.000 euros considerándoles como deudores de buena fe.
La situación de insolvencia en la que incurrían, es decir, la incapacidad de pagar sus deudas al tiempo que establecieron en los contratos se mantuvo durante más o menos 20 años y comenzó por heredar unas deudas familiares. Desde el principio estuvieron pagándolas de forma precisa, pero les suponía un esfuerzo y una carga que con los sucesivos pagos era cada vez mayor.
Años después, hacia la mitad de esa situación de insolvencia, se vieron incursos en la necesidad de comprar unos audífonos con el excesivo coste que ello conlleva. Unos eran para la mujer y otros para el hijo pues ambos tenían una discapacidad auditiva.
Debido a que el diagnóstico de la mujer respecto a este padecimiento llegó años después reconociéndole un 38% de discapacidad, en el momento en que compraron los audífonos no pudieron recibir ayuda para hacer frente a esta carga.
Por otra parte, el reconocimiento de discapacidad del hijo aún se encuentra en trámites administrativos.
Ante estas circunstancias, para hacer frente a este pago optaron por solicitar un crédito personal. Esto provocó una suma en los gastos a los que debía someterse la familia y la situación era cada vez menos sostenible.
El matrimonio tenía dos hijos, ambos menores de edad. Durante todo este proceso el mayor comenzó la etapa universitaria fuera de la ciudad y con ello, a lo que muchos padres comprenderán, se les sumó unos gastos de alquiler y de manutención, junto con las matrículas universitarias. Aún así continuaron haciendo esfuerzos para poder darle a su hijo una educación que consideraban se merecía. El hijo durante este tiempo combinó sus estudios con trabajar con el fin de ayudar a sus padres.
Pero el problema se agravó cuando comenzó la etapa de comienzo de los estudios universitarios del hijo menor y, en un principio, no vieron nada claro la viabilidad de poder darle la oportunidad de ello. Aun así, entendieron que de igual manera se lo merecía y que harían lo que hiciera necesario para que tuviera también esta posibilidad.
A todo ello se sumó que, durante este desarrollo de acontecimientos, se vieron involucrados en bajas y enfermedades laborales que dificultaron aún más los ingresos por lo que tuvieron que solicitar más créditos personales además del primero que pidieron para poder comprar los audífonos, y estos llegaron, incluso, a afectar a la vida en pareja del matrimonio que incluso pensó en la separación debido a las adversidades que estaban viviendo.
Acudieron al banco para solicitar diferentes formas de hacer frente a esos pagos o de conseguir más tiempo, por ejemplo, intentando financiar de nuevo una deuda mediante la revisión de los términos por el que se acordó en relación a los créditos que habían pedido, pero el banco no les daba ninguna solución e incluso se sintieron presionados por las llamadas que recibían para hacer frente a esos pagos debidos.
A través de un amigo conocieron que en situaciones de insolvencia y cumpliendo determinadas premisas existían casos en los que algunas personas habían conseguido la exoneración de esas deudas y es por ello por lo que se pusieron en contacto con un despacho de abogados que, al momento de conocer su historia comenzaron el procedimiento judicial que ofrece la Ley de Segunda Oportunidad.
El Juzgado, en favor de su defensa, también entendió que el matrimonio cumplía con los requisitos para ser considerados deudores de buena fe y absolvía al matrimonio de una deuda cercana a los 280.000€.
Por todo esto, si consideras te encuentras en una situación de insolvencia que merece de consideración no dudes en contactar con nosotros.